Desde que decidí emprender con tanto afán, mi cuerpo me entregó todo. Fue mi ejército para la batalla y mi socio de combate para construir un negocio con amor, ilusión, creatividad y muchas horas de trabajo.
Mi cuerpo, mi soldado firme que me ha venido ayudando por estos casi 5 años a ir contra todo sin excusa y con la disciplina en su estado más puro.
Gracias cuerpo mío por haberte acomodado a mis necesidades laborales y por haber resistido conmigo cada día lleno de presión y de ajustarte a la velocidad de mi mente enamorada de mi hijo MKD.
En una agenda llena de objetivos, te dejé de lado por mucho tiempo. Estuviste ahí siempre aguantando y soportando mis días llenos de ansiedad, de miedos y de locura por querer alcanzar mis metas.
Cuando uno trabaja solo para que se noten los resultados tienes que ir más rápido, y en esa soledad el tiempo no alcanza e inconscientemente empiezas a sufrir de cronopatía, una enfermedad que implica una obsesión por aprovechar el tiempo al máximo. Aun más cuando eres emprendedor que todo depende de ti para elaborar tu propio sueldo a fin de mes. Cómo te detienes cuando hace malabares para que nada se te caiga?
Tuve muchas noches sin darte el descanso que merecías porque los ciclos de las temporadas me hacían estar despierta en nuestras madrugadas occidentales cuando el sol brilla resplandeciente al otro lado del mundo oriental.
Soy consciente ahora de esto, al detenerme y gracias a que siento que pude lograr tener una estructura.
Al fin encontré un espacio para mí después de 7 años en Uruguay buscando la estabilidad. Fui emigrante a mis 34 años a estas tierras celestes cuando ya había alcanzado en el caribe, todo lo que soñamos a esa edad.
Volver a dejarlo todo y empezar de nuevo, te hace tener un vacío adentro donde te obliga volver a ubicarte en forma y fondo. Nuevos amigos, nuevos amores, nuevos propósitos, en conclusión una nueva vida con un lado oscuro de nuevas tristezas y frustraciones… y es un hecho que el cuerpo al encontrarse bajo diferentes circunstancias, se transforma.
Cuerpo, perdóname por todo lo que comí por ansiedad cuando de verdad no lo necesitaba. Tenía mil cosas en mi cabeza y solo estaba tapando mi cortisol con más azúcar. Discúlpame por el estrés que no supe lidiar con el cual afecté tu sistema hormonal. Ya me puse en marcha para repararlo.
Todo muy grandioso por fuera, todo bello, listo y logrado. Pero y yo?… Y Jamy pa’ cuando?
Estamos por cumplir 5 años con MKD traducidos en 15 kilos de más bajo esta piel. Evidentemente no fuiste prioridad en lo absoluto. Lo sé. Pero te amo y te agradezco el soporte y el aguante que me diste porque vaya que me has ayudado a lograr lo que he querido.
Te dejé de lado, y ese día hace 3 años que amanecí aborreciendo comer pollo y carne… más me perdí en lo que suponía que debía comer y así fue como aumentaron los carbohidratos y la comida rápida. Lo importante era saciar ese hueco en la panza lo más pronto posible para seguir trabajando.
Hoy soy consciente de lo que hice y no me siento bien… y no está bien. Y si se preguntan por qué no lo corregí o iba a la par con la importancia con el cuerpo. Fue porque no quise porque toda mi vida y mi tiempo giraba en torno a MKD. Estaba apurada. Solo pensaba en el tiempo que perdía si hacia otra cosa y que sacrificaba cuando lo podía invertir en trabajar y nunca lo negocié a cambio de nada, ni para algo para mi misma. Fui como una mamá cuando pare que le da la vida a su bebé y se entrega al 100% incluyendo su cuerpo y solo se enfoca en la lactancia, horarios y cuidados correctos para que su bebé se haga fuerte. Bueno así mismo. Y por eso nadie puede juzgar a nadie porque cada uno con sus mambos, este es el mío y con el que estoy lidiando.
Ahora que siento que MKD está más grande, siento un poco más de aire y liberación. Mi niño ya camina solo pero obviamente mamá sigue siempre está vigilando sus pasos.
Físicamente me alejé de esa persona con la que me siento a gusto. Hasta tengo que volver a recuperar mi energía femenina porque masculina hay de sobra… debo detenerme, recibir, esperar, sentir, conectar… pero de este tema hay mucha tela para cortar así que lo dejo para otro artículo de este blog.
Ahora gracias a una estructura que construí por estos años de trabajo obtuve una estabilidad y por ello, me permito volver a mi eje y a darme mi lugar. Ahora puedo tomarme un tiempo para mí.
Estoy contenta amigos, ayer me inscribí de nuevo en un gimnasio… cosa que siempre me gustó y era parte de mi rutina, al igual que una buena alimentación. Empiezo el martes 🙂 tal vez no baje los 15 kilos porque no sé si me gustaría verme así. Voy a darle hasta abajo como cuando se baila reggaeton para llegar hasta donde me sienta bien conmigo misma y que esa ropa guardada me quede y salga a la luz… y aquí abro paréntesis para agradecerle a mi uniforme de trabajo porque me sirvió de escudo para esconderme en él. Fue como mi capa de Harry Potter, me hacía invisible y llevadera esta situación incómoda para mí.
Hoy domingo 10 de setiembre, mi mente, la reina de todo mi sistema me da el permiso de volver a reconectar con esa Jamy que existe sin cajas de cartón alrededor… muchas gracias su majestad.